Accidentes mineros

Edición especial #07

La reiteración de patrones de muerte, la falta de medidas preventivas y la inexistencia de investigaciones oficiales refuerzan la sensación de impunidad y negligencia institucional.

Tendencia

La tendencia observada entre mayo y agosto de 2025 confirma un incremento sostenido en la frecuencia y letalidad de los accidentes mineros en la Amazonía venezolana. Con 19 fallecidos en cuatro meses, la cifra acumulada del año asciende a 29 víctimas fatales, lo que podría superar los registros de años anteriores si se mantiene el ritmo actual. Este aumento, especialmente en el municipio Sifontes, que ha desplazado a El Callao como epicentro de los accidentes, sugiere una expansión territorial del extractivismo informal sin regulación.

La mayoría de los decesos ocurrieron en minas a cielo abierto, con tapiamientos por aludes de tierra como causa principal, seguidos por accidentes en minas subterráneas tipo “cilindro” y casos de inhalación de gases tóxicos. La edad promedio de las víctimas fue de 34,7 años, con predominancia de jóvenes entre 20 y 35 años, lo que indica una alta exposición de esta población a condiciones laborales de alto riesgo.

La reiteración de patrones de muerte, la falta de medidas preventivas y la inexistencia de investigaciones oficiales refuerzan la sensación de impunidad y negligencia institucional. La minería ilegal continúa expandiéndose en áreas protegidas como el Parque Nacional Yapacana, donde se registró una muerte por descarga eléctrica, y en zonas indígenas como Musükpa, afectando gravemente a comunidades originarias. Esta situación exige una respuesta urgente y estructural que, hasta ahora, sigue sin materializarse.