Observatorio #03

Las enfermedades por contaminación mercurial, malaria o paludismo y leishmaniasis se incrementan en la medida en que la minería avanza y los servicios públicos de salud empeoran.

Tendencia

Lo que probablemente veremos en los próximos meses es la continuación de los operativos militares especialmente en Bolívar. La actividad minera seguramente seguirá en expansión en las cuencas de los ríos Caura, Paragua, Caroní y en sus cabeceras (Icabarú). La actividad de minería fluvial desde balsas seguramente continuará en aumento.

En las inmediaciones del parque nacional Canaima, particularmente a lo largo del Caroní, las minas seguirán creciendo, y no se prevé que se permita o se acuerde la visita de la Misión Reactiva de UNESCO, la cual se está esperando desde el año 2022. La actividad minera dentro del parque seguramente crecerá especialmente la que se realiza mediante balsas a lo largo de la cuenca del río Carrao, y con activa participación de miembros de las comunidades indígenas. En todos los bordes del parque nacional, especialmente en la frontera sur, se espera también que la minería siga en ascenso.

En Amazonas es previsible que se siga observando un incremento en la actividad minera, aguas arriba de Yapacana, tanto en el eje del Orinoco, como hacia Río Negro y Casiquiare. El tema de Yapacana probablemente seguirá siendo objeto de desinformación a fin de oscurecer la verdadera situación de la minería que aún sigue existiendo dentro del parque nacional.

Ante la grave crisis sanitaria en el Alto Orinoco, no creemos que las autoridades hagan algún esfuerzo significativo para atenderla. Tampoco para acabar con la minería garimpeira.

Con respecto al Esequibo, es previsible que la efervescencia en torno al reclamo territorial disminuya, y que la actividad minera siga en auge siguiendo la dinámica vista en los últimos años, y que especialmente a lo largo del río Cuyuní se sigan estrechando las vinculaciones entre los actores mineros de Bolívar y Esequibo.