Deforestación masiva en Parque Caura

Alrededor de 150 hectáreas han sido devastadas en los últimos meses por el sector de Pueblo Nuevo, Bajo Caura. Intentan justificar los desmontes con fachadas agropecuarias, cuando en realidad han iniciado trabajos de minería ilegal a cielo abierto e instalado molinos para procesar el material extraído. Vía Prensa del Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV).

Denuncian pobladores locales la continua tala de bosque primario y deforestaciones masivas dentro del Parque Nacional Caura, específicamente por el sector de Pueblo Nuevo (más arriba de Puerto Cabello), para sacar oro y contaminar cuerpos de agua.

Así lo dieron a conocer, líderes comunales que pidieron no ser nombrados por temor a represalias.

Atendiendo las denuncias en el Centro de Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), su director Alejandro Lanz, hizo un llamado a las autoridades policiales y militares con competencia en Guardería Ambiental para investigar este ecocidio dentro del Parque Nacional. Asimismo, los cuerpos de seguridad del Estado, deben realizar las pesquisas correspondientes ante el avance de la minería ilegal que vuelve a afectar la cuenca baja del Caura, tras los exitosos operativos realizados por la FANB en las principales minas de la región como lo fueron Mina El Silencio y Mina La Colonial.

Según informaron los líderes comunitarios: tres lotes de 50 hectáreas cada uno, ubicados en el sector Pueblo Nuevo “ los manejan Wuil Gerrero, alias María La Flaca y alias Tarántula, cada uno posee el dominio de uno lote (…) y existe una cuarta finca ubicada en la vía que conduce a Puerto Cabello, donde hay cerca de 15 molinos activos, siendo controlados por elementos de la guerrilla colombiana, específicamente por el Frente 33 del ELN”.

Agricultores locales también han manifestado al titular del CIEV, su preocupación por la llegada de indígenas Jivi de Colombia, traídos por los irregulares con un doble propósito, servir como mano de obra prácticamente esclava en la minería ilegal que llevan a cabo en los puntos referidos, y también, ir desplazando a las comunidades indígenas locales de la vocería general indígena que se manifiesta en contra del extractivismo ilegal que destruye y contamina sus hábitats.

Asimismo, la llegada de todos estos individuos - Wuil Gerrero, alias María La Flaca y alias Tarántula-, se dio en marco de una supuesta fachada de productores agrícolas que venían a producir en la región, “pero en la práctica lo que han traído es violencia, destrucción y contaminación del territorio”, agregaron.

En tal sentido, pobladores locales, manifestaron su preocupación por el incremento de las deforestaciones dentro del Parque Nacional Caura, el crecimiento de minas a cielo abierto dentro del Parque Nacional, la trata de personas indígenas, la utilización de maquinaria pesada tipo Yumbos para la devastación de bosques primarios y la contaminación de los cuerpos de agua que ya está afectando a los pequeños productores agrícolas y pecuarios, así como a las comunidades locales.

Minería en auge en el Parque Nacional

El periodista Fritz Sánchez denunció la continua extracción ilegal de arenas auríferas del Parque Nacional Caura hacia las plantas de cianuración en Caroní, una actividad que no solo causa daño ambiental en una zona protegida, sino que también favorece la proliferación de vectores transmisores de enfermedades como el paludismo y el dengue, especialmente con el inicio de la temporada de lluvias. Además, el uso de vehículos de carga pesada para estos traslados contribuye al deterioro de la Troncal 10, agravando los problemas de infraestructura en la región.

La situación se complica aún más con la presencia de grupos armados como las FARC, quienes, según una fuente local, aprovechan no solo la extracción de diamantes (principalmente de tipo industrial, vendidos a un comerciante árabe en Ciudad Bolívar), sino también la caza indiscriminada de animales salvajes como pumas y jaguares, cuyos órganos y partes son comercializados en el mercado negro. Estos grupos operan con impunidad, moviéndose en camionetas blindadas y con guardaespaldas, lo que evidencia el nivel de organización y recursos con los que cuentan para llevar a cabo sus actividades ilícitas en la zona.