Antes que en Mesopotamia ya habitaban el Orinoco medio

El Orinoco Medio guarda secretos ancestrales en su lecho rocoso, donde diversas culturas indígenas han dejado su huella a través de pinturas rupestres. Los estudios arqueológicos nos revelan una historia fascinante que se remonta a más de 7000 años antes de Cristo, aunque el origen exacto de estas manifestaciones artísticas sigue siendo un misterio.

La evidencia arqueológica nos muestra cinco tradiciones cerámicas distintas que florecieron en la región entre los años 1500 A.C. y 1500 D.C: la Cedeñoide, Saladoide, Barrancoide, Arauquinoide y Valloide. Un hallazgo particularmente intrigante se encuentra en la Cueva El Santo, ubicada en la desembocadura del Parguaza, donde se han encontrado restos de todas estas culturas.

La diversidad lingüística de la región añade otra capa de complejidad al estudio. Los grupos de lengua Caribe (Tamanaco, Wánai, Páreca), las lenguas Arawak, y lenguas independientes como Sáliva, Wóthuha y Ature habitaron la zona en diferentes momentos. Esta rica mezcla cultural sugiere que las pinturas rupestres podrían ser obra de diversos grupos étnicos a lo largo del tiempo.

Grupos como los Otomaco, Wánai, Párecan, Wóthuha y posiblemente los Piaroa utilizaron estos espacios con fines ceremoniales y funerarios, dejando un legado artístico que aún hoy nos maravilla. Las diferencias estilísticas, la superposición de motivos y los variados estados de conservación sugieren que estas obras de arte rupestre fueron creadas en diferentes momentos históricos por distintos pueblos, cada uno añadiendo su propia capa a la rica historia cultural del Orinoco Medio.

Esta diversidad de expresiones artísticas y culturales nos recuerda la importancia de preservar y estudiar estos tesoros arqueológicos, que son testimonio de la rica historia precolombina de Venezuela.

Con información de Fritz Sánchez