Observatorio socioambiental

Quinta edición

En el período septiembre-diciembre del 2024, sin duda lo más relevante fue constatar el nuevo impulso de la minería ilegal de oro en Amazonas, luego de los supuestamente exitosos operativos militares de los últimos dos años. No solo la minería no ha dejado de trabajar en el parque nacional Yapacana, sino que se reactivó con un gran impulso en Cárida, al sur del parque nacional.

Resumen de la situación

En el período septiembre-diciembre del 2024, sin duda lo más relevante fue constatar el nuevo impulso de la minería ilegal de oro en Amazonas, luego de los supuestamente exitosos operativos militares de los últimos dos años. No solo la minería no ha dejado de trabajar en el parque nacional Yapacana, sino que se reactivó con un gran impulso en Cárida, al sur del parque nacional.

Por otra parte, por primera vez se contó con evidencia fotográfica y de videos de la minería en balsas que viene siendo realizada dentro del parque nacional Duida Marahuaka, la cual había sido denunciada desde hacía meses. Todo este repunte vino acompañado con una batida interna y pase de facturas dentro de la oficialidad militar en el estado Amazonas, con la detención de altos oficiales de la Guardia Nacional Bolivariana, relacionados con la actividad minera ilegal en el Alto Orinoco, situación esta que venía siendo denunciada por SOSOrinoco desde hace al menos 2 años.

Por otra parte, resalta notablemente la información sobre incautación de sustancias estupefacientes en Caño Caname; si bien es vox populi que el Amazonas venezolano es una región importante para el tráfico de drogas proveniente de Colombia, rara vez se dan informaciones sobre esta realidad.

Este período estuvo además marcado por el repunte de los precios del oro, y la revelación de más evidencias de los negocios de corrupción entre funcionarios venezolanos de alto nivel y comisionistas e inversionistas españoles vinculados con el gobierno de ese país.

Con respecto a la región oriental de la Guayana venezolana las actividades mineras siguen rampantes, y se siguen dando los procesos de reacomodo de los grupos de delincuencia organizada, que incluyen a los de la guerrilla colombiana, todo esto en el marco de una nueva bulla que apareció en El Dorado.

También es relevante el regreso de la minería a Bulla Loca, la infame mina ilegal donde murieron más de 16 personas tapiadas a principios del 2024. A menos de un año de esa tragedia, todas las promesas de los voceros del régimen de que no permitirían el regreso de esa actividad, demostraron ser falsas.

Finalmente, de gran relevancia es que el régimen abrió de manera “formal” el Bloque 003 del Arco Minero del Orinoco, en los municipios Cedeño y Sucre, para la extracción de casiterita, la cual hasta ahora se venía extrayendo en forma silenciosa, aunque notoria, justificándose para la venta y exportación a China.

Avanza la minería en todos los flancos y al no existir voluntad de contenerla ni regularla, las áreas protegidas siguen siendo vulneradas en su interior y continúan siendo asediadas desde el exterior, como en los casos de Yapacana, Duida Marahuaka, Parima Tapirapecó, Caura, Guaiquinima y Canaima.

Se puede apreciar que la problemática minera sigue su curso, sin ningún signo de mejora, y con las lógicas consecuencias de destrucción del patrimonio natural y cultural: deforestación, contaminación, violencia y accidentes mineros.