Entrega de Imataca a Turquía y la fabricación de "caciques" mineros
La política indigenista del régimen de Nicolás Maduro se ha quitado la careta este 2025. Lejos de la protección de los pueblos originarios, la estrategia se basa en la cooptación forzada, la división de comunidades y la entrega de territorios ancestrales a capitales extranjeros, convirtiendo el "Día de la Resistencia Indígena" en lo que SOSOrinoco ha calificado acertadamente como el "Día de la Indignidad Indígena".
Soberanía en venta: Imataca para los turcos
En una violación flagrante del Decreto de Reglamentación y Uso de la Reserva Forestal Imataca, entes de la dictadura (CVM y Minec) entregaron aproximadamente 3.450 hectáreas —correspondientes a las unidades VI y VII— a una empresa de origen turco. Bajo el pretexto de obras de vialidad, se ha cedido el control de este territorio estratégico a aliados geopolíticos del régimen, pasando por encima de las normativas ambientales y los derechos de las comunidades locales.
La farsa del "Congreso de la Madre Tierra"
Para legitimar este saqueo, la narcodictadura orquestó en octubre el "Congreso Mundial en Defensa de la Madre Tierra" en Caracas. La maniobra fue burda: se excluyó deliberadamente a la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (ORPIA), ente legítimo que ha denunciado consistentemente el "quiebre ecológico y cultural" causado por la minería estatal.
En su lugar, el aparato de propaganda transportó a la capital a "capitanes mineros" de sectores como el Km 16, Cuyuní y Paruruwaka. Estos individuos, señalados de controlar yacimientos ilegales en Imataca, fueron presentados como líderes ambientalistas para firmar un documento cínico que reza: "La Madre Tierra no se negocia". Una puesta en escena grotesca donde los verdugos de la selva fueron aplaudidos por Maduro, mientras los verdaderos defensores eran silenciados.
Esclavitud moderna y resistencia
ORPIA, en un contundente comunicado, denunció esta exclusión como una política de discriminación racial diseñada para ocultar el abandono de la Amazonía. Mientras el régimen promueve a sus "caciques" de bolsillo, en las minas se consolida un esquema de esclavitud moderna donde los indígenas son sometidos por grupos armados y el propio esquema corrupto del Estado, transformando sus estructuras de representación propias en engranajes de la maquinaria extractivista.