Muerte, censura y desidia en los "cilindros" y hangares de Bolívar
La fiebre del oro en el estado Bolívar continúa pagándose con vidas humanas. Durante el último trimestre de 2025, una serie de siniestros en los municipios El Callao, Angostura y Gran Sabana ha desnudado, una vez más, la precariedad laboral y la ausencia de controles reales en el Arco Minero del Orinoco, donde la complicidad estatal permite que la muerte sea un costo operativo más.
El Callao: La tumba vertical de los "cilindros"
El pasado 13 de octubre de 2025, el corredor vial Cuatro Esquinas se convirtió en el escenario de una nueva tragedia. La inundación de minas verticales, conocidas localmente como "cilindros" —trampas mortales de 30 a 40 metros de profundidad—, provocó la muerte de al menos 14 mineros.
Mientras el alcalde Coromoto Lugo intentaba minimizar la cifra hablando inicialmente de 10 víctimas, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos confirmó la recuperación de 14 cuerpos tras labores de achique que se extendieron durante días. Sin embargo, lo más alarmante no fue solo el accidente, sino el cerco informativo impuesto por el aparato represivo del régimen. La ONG Provea denunció amenazas directas de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) para impedir que se filtrara información a la prensa, imponiendo una ley de silencio donde "solo se permite lo que digan las autoridades". A pesar de la magnitud del desastre, apenas un mes después, otros tres mineros quedaron atrapados en la misma zona, evidenciando que la seguridad es inexistente.
La Paragua: Explosiones en centros logísticos impunes
La negligencia criminal también alcanzó al municipio Angostura. El 12 de septiembre de 2025, una explosión en el Hangar Nasser del aeródromo de La Paragua cobró la vida del adolescente Yorman Mendoza, de 15 años, y dejó varios heridos. Lejos de ser un accidente fortuito, el siniestro expuso el uso de estas instalaciones como centros de acopio irregular de combustible para abastecer los enclaves mineros ilegales.
Contradictoriamente, y demostrando dónde están las prioridades de las autoridades, el aeropuerto continuó operando con normalidad, permitiendo el despegue de más de 20 vuelos diarios apenas dos días después del siniestro. La impunidad se repitió el 7 de octubre en el sector Icabarú (Gran Sabana), donde otra explosión de combustible en la mina Fariñero engrosó la lista de accidentes ignorados por el Estado.
La mentira de la "Bulla Loca"
A más de un año de la tragedia de la mina "Bulla Loca", la promesa de saneamiento ambiental y control territorial por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha quedado expuesta como una farsa mediática. Evidencias recientes demuestran que la actividad extractiva no solo persiste, sino que el yacimiento se sigue profundizando con maquinaria pesada y mangueras activas. Los supuestos planes de reforestación han fracasado estrepitosamente ante una realidad ineludible: la minería ilegal goza de buena salud bajo la mirada complaciente de quienes juraron defender el territorio.