Malaria, tuberculosis y hambre diezman a los pueblos indígenas

La expansión descontrolada del Arco Minero no solo destruye la selva, sino que está matando a quienes la habitan mediante epidemias que el Estado ignora deliberadamente. Informes científicos y denuncias locales de este último trimestre de 2025 revelan un cuadro de emergencia humanitaria compleja en los municipios Sifontes y Sucre.

Sifontes: La minería crea nuevos transmisores de muerte
La depredación del bosque tiene consecuencias biológicas inmediatas. En agosto, la científica venezolana María Eugenia Grillet publicó un hallazgo alarmante: la detección de una nueva especie de mosquito, Nyssorhynchus rondoniensis, actuando como vector de malaria en siete localidades de Sifontes.

Lo grave del descubrimiento es la evidencia de la mutación del entorno: este mosquito, identificado en Brasil en 2022 sin infección, fue hallado en Venezuela portando Plasmodium Falciparum. La investigación concluye que la deforestación asociada a la minería de oro ha alterado la diversidad de vectores, facilitando la transmisión de la enfermedad. Es la prueba científica de que el ecocidio del régimen se traduce directamente en enfermedad para la población.

Caura: Tuberculosis y el hambre como política de Estado
Más al oeste, en la cuenca del río Caura (municipio Sucre), la situación es dantesca. Caciques de la comunidad sanema de Shimaraña reportaron un brote masivo de tuberculosis: de 21 pruebas realizadas, 14 resultaron positivas, una tasa de infección devastadora.

A esto se suma la muerte de niños por enfermedades prevenibles y curables. En la comunidad de El Playón, una niña de apenas dos años falleció por malaria a finales de año. Simultáneamente, el ambulatorio de La Paragua ha visto llegar a mujeres y niños indígenas del Alto Caura en estado de desnutrición severa. Al haber destruido sus medios de subsistencia tradicionales (conucos y pesca) por la contaminación minera y la violencia de grupos armados, las comunidades indígenas están siendo condenadas a morir de hambre y plagas, un crimen de lesa humanidad que ocurre en silencio.