En Canaima, el Caroní e Ikabarú la minería ilegal devasta todo a su paso

Una nueva y alarmante ola de denuncias confirma que la minería ilegal avanza sin control en el sur de Venezuela, devorando el corazón de la Amazonía. El Parque Nacional Canaima, Patrimonio de la Humanidad, junto a territorios vitales como Wonkén, Ikabarú y la cuenca del río Caroní, están bajo un asedio constante impulsado por la ambición, la impunidad y la indiferencia, como lo ha denunciado Fundaredes.

La devastación es palpable y avanza a un ritmo aterrador. Un ejemplo dramático, documentado por SOSOrinoco, es la isla Apacara en pleno Parque Nacional Canaima, donde en solo dos años la minería destruyó el 35% de su bosque ribereño. Esta catástrofe no solo contamina con mercurio el río Caroní, sino que también vierte toneladas de sedimentos en el embalse de Guri, amenazando la operatividad de la principal central hidroeléctrica del país y, con ello, el suministro eléctrico de toda la nación.

Este avance se manifiesta en forma de "bullas" mineras, una fiebre del oro que moviliza a cientos de personas y revela la inyección de capital externo. En Wonkén, el tránsito incesante de motos desde Santa Elena de Uairén evidencia una operación logística a gran escala (ver denuncia de SOSOrinoco). Esta fiebre está abriendo nuevas heridas en tierras vírgenes, como la reciente mina de Araparita, y expandiéndose con nuevas "bullas" en Parupita (reporte aquí), mientras la desertificación avanza en áreas protegidas como la cuenca alta del río Ikabarú (denuncia del periodista Fritz Sánchez).

Toda esta maquinaria destructiva se sostiene sobre una red de corrupción que garantiza el flujo de insumos. Una denuncia anónima reveló cómo 8,000 litros de combustible, supuestamente destinados a una comunidad en Ikabarú, fueron retenidos hasta recibir un pago de 120 gramos de oro (ver hilo y continuación). Este es el combustible que alimenta las balsas y bombas que desvían ríos y derriban bosques, como se evidencia en imágenes captadas en San Miguel, donde el río fue desviado y el bosque devastado (El video se puede ver aquí).

En medio de este desastre, la realidad de los pueblos indígenas es compleja y no puede ser simplificada. La lideresa pemón Lisa Henrito explica que la necesidad y la imposición gubernamental han empujado a muchas comunidades hacia la minería, mientras reivindican su derecho a gestionar sus territorios (ver su intervención). Al mismo tiempo, comunidades como la del Sector 7 de Ikabarú expresan su deseo de amortiguar el impacto ambiental. Esta tensión se refleja en la detención y posterior liberación por presión comunitaria del exalcalde pemón Emilio González, una figura que evidencia las complejas dinámicas de poder y supervivencia en la región (Aca se puede ver el video de la situación).