Uranio venezolano y el eje Caracas Teherán
Nuevos informes y análisis encienden las alarmas sobre el eje Caracas-Teherán, una alianza que podría tener un nuevo y peligroso componente: el uranio venezolano. La relación entre ambos regímenes, según expertos, va mucho más allá de la diplomacia y se adentra en un terreno clandestino de intereses geoestratégicos y actividades ilícitas.
Recientes análisis describen una conexión que vincula a Teherán, Caracas y Hezbollah a través de una red de oro, cocaína, criptomonedas y protección estatal. Esta visión es respaldada por un reportaje del diario uruguayo El Observador, que, basándose en informes de inteligencia de Israel y Estados Unidos, detalla cómo este eje ha facilitado el desembarco del grupo chiita en Sudamérica, consolidando una amenaza para la seguridad regional.
En medio de estas graves acusaciones, el interés se ha centrado en el posible acceso de Irán a un recurso estratégico: el uranio. Sin embargo, la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Minas y Metalúrgicos (SVIMM) ha puesto una nota de cautela. A través de un comunicado, la SVIMM aseguró desconocer la existencia de estudios específicos y profundos que confirmen yacimientos explotables en el país, un requisito indispensable antes de cualquier convenio, dado que se trata de un mineral vigilado por estrictas regulaciones internacionales.
A pesar de la falta de estudios concluyentes, la SVIMM recuerda que existen indicios preliminares de presencia de uranio en varias zonas del país, como El Baúl (Cojedes), San José de Navay (Táchira), y áreas precámbricas de Amazonas y Bolívar, incluyendo el conocido Cerro Impacto. La combinación de esta potencial riqueza mineral, la opacidad del régimen venezolano y su alianza estratégica con Irán crea un panorama de alta preocupación para la comunidad internacional.
La pregunta clave que queda en el aire es si la alianza clandestina que ya mueve oro y otros recursos ilícitos buscará expandirse hacia la explotación de un mineral con implicaciones nucleares.