Violencia y contrabando en la Guayana Esequiba
La dilatada disputa fronteriza por la Guayana Esequiba está escalando de un conflicto diplomático a un volátil foco de violencia, maniobras políticas y crimen organizado transnacional. Lejos de las declaraciones oficiales, en el terreno se consolida una peligrosa realidad marcada por la presencia de grupos armados y el contrabando de oro.
La tensión se ha materializado en incidentes violentos, incluyendo ataques armados contra el Ejército de Guyana en la zona fronteriza. Este giro ha llevado a analistas de InSight Crime a preguntarse si el régimen de Nicolás Maduro podría estar utilizando a bandas criminales o "sindicatos" para provocar una crisis internacional, expandiendo su modelo de gobernanza criminal hacia el territorio en reclamación.
Esta violenta realidad contrasta con el teatro político de las recientes elecciones organizadas por Venezuela para elegir autoridades en el Esequibo. El proceso estuvo marcado por irregularidades desde el inicio, con un candidato que abandonó la contienda por falta de garantías y otro que, tras los comicios, denunció "vicios y trampas". Mientras en el resto de Venezuela la abstención fue la norma, en el Esequibo se reportaron colas para votar bajo la presunta coacción de grupos armados. Dos meses después, el resultado es puramente simbólico: las autoridades electas no despachan desde el territorio que supuestamente gobiernan.
El verdadero poder en la zona parece girar en torno al oro. El gobierno de Guyana ha anunciado que intensificará las medidas contra el contrabando de oro desde Venezuela, una actividad que, según Estados Unidos, podría estar financiando fuerzas antidemocráticas. Las acusaciones más graves provienen del empresario minero Junior Baksh, quien en una explosiva entrevista detalló cómo "generales venezolanos" trafican oro de alta pureza a través de una ruta que pasa por Brasil y Guyana. Aunque el Fiscal General de Guyana ha desestimado las acusaciones, la denuncia expone la magnitud de las redes criminales que operan en la sombra del conflicto.
Mientras los políticos realizan actos simbólicos, las mafias del oro y los grupos armados forjan una peligrosa realidad en la Guayana Esequiba, convirtiendo la disputa en un problema de seguridad regional.